Muñeca de Porcelana (Eva Bonet)

martes, 10 de enero de 2012

Que maravilla de espejo, el ovalo del marco es perfecto su reflejo nítido y fresco, casi no parece que refleje la luz más bien parece que fluya de él, lo contemplo y lo veo, es amplio, espacioso, grande,  lo justo para que uno pueda reflejarse hasta la cintura, allí sentado no dan ganas de levantarse, me pasaría el día asomada a esta ventana muda.

Todo el conjunto es hermoso, el tocador y su corona, el espejo, su madera brillante barnizada adecuadamente, con su finura, todo esta perfectamente enlazado, como las notas concordantes de un vals, nanana, nanana, na, na... y yo soy su dueña.

Cada día noto como me espera, acogedor como el espejo de blancanieves para mostrarme lo bella que soy y seguiré siendo, sentada en mi alcoba, con mi gran cama de dosel, muebles aristocráticos de las mejores maderas, cortinas de seda, brocados adamascados, un conjunto precioso.

Se hace tarde, hoy organizo una velada, otra de tantas como corresponde a mi rango, como a las que asisto asiduamente, como el resto de la sociedad a la que pertenezco, poco a poco y sin prisa, no tengo nada más que hacer, veo el reflejo de las criadas detrás mio, ordenando, sacando, componiendo un baile, discretas, calladas, siempre mudas, como el espejo, y yo muñeca de porcelana, inclino mi cabeza hacia atrás, estirando el cuello como un magnífico cisne a punto de estirar sus alas y alzar el vuelo preparado para mostrar sus mejores galas, muñeca de porcelana, mientras empolvándome la cara, la piel, hasta volverla translúcida y brillante, difusa, justo el punto de color necesario para esconder el precio de mi bello espejo perfecto.

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