Abatida por el sopor de la calurosa tarde de verano, recostada sobre mi lecho, medio desnuda, me abandono a mis pensamientos, de los que tú eres el protagonista.
De repente el timbre de la puerta me sobresalta, es tu forma de llamar: Fuerte, con un ritmo especial… Me levanto con el corazón saliéndoseme del pecho, me tapo con un pareo, salgo de la habitación y corro por el pasillo hasta la puerta con la mejor de mis sonrisas, abro y no hay nadie. Todo ha sido un sueño…
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